La Asamblea General aprueba una resolución en la que pide a este órgano que aclare cuáles son las obligaciones de las naciones en materia de justicia climática. “Ayudará a tomar medidas más audaces y fuertes”, ha valorado Guterres
Es un primer paso que no está claro dónde puede terminar, pero Naciones Unidas ha abierto este miércoles una puerta a unas hipotéticas reclamaciones ante la Corte Internacional de Justicia por los impactos del cambio climático. En una resolución aprobada en la Asamblea General de la ONU, los países han pedido a este órgano que aclare precisamente hasta dónde pueden llegar las responsabilidades de las naciones en una crisis que golpea especialmente a los países más vulnerables, que son los que tienen menos recursos para defenderse de las consecuencias de un calentamiento del que no son los principales causantes.
La resolución ha sido impulsada por Vanuatu, un pequeño Estado insular del Pacífico situado en primera línea del cambio climático y cuya supervivencia está en juego. Y ha sido aprobada este miércoles en la Asamblea de la ONU por consenso tras más de cuatro años de trabajos y negociaciones, que han hecho que el documento llegue a esa votación con el respaldo explícito de 121 países. La Corte Internacional es el principal órgano judicial de la ONU y se encarga de resolver las disputas entre los Estados. Además, emite informes sobre las cuestiones que le plantean los diferentes órganos de Naciones Unidas. Eso es precisamente lo que ha hecho la Asamblea este miércoles: le ha preguntado sobre las responsabilidades de la crisis climática.
“Las opiniones consultivas pueden proporcionar una aclaración muy necesaria sobre las obligaciones jurídicas internacionales existentes”, ha resumido António Guterres, el secretario general de la ONU, antes de la votación. Esa opinión, además, ayudará a Naciones Unidas y a los países “a tomar medidas climáticas más audaces y fuertes que nuestro mundo necesita tan desesperadamente”, ha añadido.
En el escrito aprobado en la Asamblea de la ONU se pide respuesta a dos preguntas. La primera: “¿Cuáles son las obligaciones que tienen los Estados en virtud del derecho internacional de garantizar la protección del sistema climático y otros elementos del medio ambiente frente a las emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero en favor de los Estados y de las generaciones presentes y futuras?”. La segunda hace referencia a “cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de esas obligaciones para los Estados que, por sus actos y omisiones, hayan causado daños significativos al sistema climático y a otros elementos del medio ambiente, con respecto” a otros países. Y se menciona especialmente a los pequeños Estados insulares en desarrollo y a los “pueblos y las personas de las generaciones presentes y futuras afectados por los efectos adversos del cambio climático”.
Con estas dos preguntas se aborda de lleno la cuestión de la justicia climática, algo así como las responsabilidades que tienen las naciones por no recortar las emisiones de gases de efecto invernadero de forma urgente a pesar de las advertencias que la ciencia lleva lanzando desde hace décadas.