En segundo lugar, los gobiernos y los financistas deben garantizar que las inversiones en la economía azul se distribuyan de manera más equitativa en todo el mundo.

África, Asia, el Pacífico y América Latina tienen ricos ecosistemas marinos que sustentan los medios de vida y la seguridad alimentaria de millones de personas, pero estas regiones reciben solo una fracción de las inversiones de la economía azul. De las inversiones dirigidas a geografías específicas, estas regiones recibieron un total de 750 millones de dólares, o alrededor del 12 por ciento de la financiación de la economía azul.

En todo caso, los países y regiones del Sur global necesitan proporcionalmente más inversión en la economía azul, ya que dependen más de las economías basadas en los océanos, pero se encuentran entre los riesgos climáticos que afectan la salud marina.

Por ejemplo, si bien los sistemas alimentarios acuáticos son importantes en él aplicar A pesar de la pobreza y la creciente inseguridad alimentaria en el sur de Asia, las iniciativas de economía azul en la región representan solo el 0,1 por ciento de las inversiones mundiales en economía azul. Se trata de una clara desigualdad que debe abordarse urgentemente mediante flujos financieros más justos.

Por último, los gobiernos y los financistas deben equilibrar la inversión en más sectores para ayudar a construir una economía azul más diversa, equitativa y con impacto.

Actualmente, poco más de la mitad de los 6.000 millones de dólares invertidos en la economía azul en los últimos años se han destinado a iniciativas de energía marina renovable.

Esto dejó a otros sectores críticos con un apoyo mínimo, como la conservación de los océanos, la pesca y la acuicultura sostenibles (conocidas colectivamente como acuicultura) y la adaptación al clima. Por ejemplo, el sector de la acuicultura recibió 585 millones de dólares y la conservación sólo 89 millones de dólares, en comparación con los 3.100 millones de dólares de las energías renovables.

Es necesario aumentar la financiación para una serie de iniciativas diferentes para que la economía azul beneficie a todas las personas en todo el mundo. Estos incluyen proyectos de conservación liderados por la comunidad, gestión pesquera sostenible e iniciativas que aumentan la resiliencia de las comunidades costeras vulnerables al cambio climático.

La economía azul es cada vez más reconocida por su potencial sin explotar para apoyar medios de vida sostenibles, la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Pero cumplir esta promesa sólo será posible con una inversión justa y equitativa que no favorezca a nadie.

Eventos como el Instituto Internacional de Economía y Comercio Pesqueros (IIFET) en Penang, Malasia, ofrece importantes oportunidades para realinear y cumplir la promesa de una economía azul sostenible. Esto incluye afirmar un compromiso con los principios de la economía azul e identificar conjuntamente estrategias para aumentar la transparencia, la equidad y la inversión en todo el sector.

Hacerlo ayudará a desbloquear la prosperidad compartida para las personas y el planeta al otro lado del océano.

Este artículo fue publicado originalmente. Diálogo de la Tierra bajo una licencia Creative Commons.

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