Cuando era niña, sabía que mi madre estaba haciendo rendang cuando olí el aroma de los chiles molidos, el ajo, el jengibre, la galanga y otras especias hirviendo a fuego lento en aceite caliente. Preparar este aromático plato indonesio no es tarea fácil, ya que requiere una mezcla de ingredientes para crear un curry seco rico y potente. Se remoja en leche de coco y se cocina a fuego lento durante horas hasta que la grasa se separa de la leche para caramelizar la carne, haciéndola increíblemente tierna y cubriendo cada bocado jugoso con una pasta picante y pegajosa. El sabor es intenso, complejo e inolvidable; no es de extrañar que nunca quedaran sobras cuando mi madre lo preparaba.

“Comer rendang es como disfrutar de un rico sake, con sus notas altas, cuerpo robusto y regusto persistente”, dice Eric Tjahyadi, propietario del restaurante Bone Kettle en Pasadena. “Es realmente el mejor tipo de rendang que te lleva a lugares”.

Originalmente era un método para conservar la carne en el clima tropical de Indonesia, pero también es un plato que puedes llevar contigo. “Debido a su naturaleza seca y conservantes naturales como la cúrcuma y el coco, el rendang tradicional puede durar días a temperatura ambiente”, dice Kobe Marsh, propietario del restaurante Kobe’s en Santa Mónica.

La larga vida útil del rendang era importante para el pueblo Minangkabau que creó el plato en Sumatra occidental. En esta sociedad matrilineal, donde la riqueza y la propiedad pasaban de madre a hija, se animaba a los jóvenes a abandonar el clan en un rito de iniciación conocido como Merantau, o deambulación. Trajeron rendang con ellos en sus viajes, tanto para comer como para saborear el hogar mientras buscaban conocimiento, fortuna y nuevas experiencias.

Para Minangkabau, el rendang es más que un plato o un método de cocción; es parte de su identidad cultural, un trabajo de amor que simboliza sabiduría, paciencia y perseverancia. A pesar de su amplia disponibilidad en la actualidad, el rendang sigue siendo una tradición culinaria con significado ceremonial. Al crecer en Surabaya en una familia cristiana china antes de mudarse a Yakarta, mi madre recuerda visitar a los vecinos durante Libaran (el nombre indonesio de dos festividades islámicas, Eid al-Fitr y Eid al-Adha). En estas reuniones en este país predominantemente musulmán, personas de diferentes religiones, tanto cristianas como musulmanas, se han reunido para participar en la celebración, y el rendang siempre ha sido una parte importante de la celebración.

Mi madre trajo consigo la tradición rendang cuando vino a California, tal como lo hizo la familia Tjahyadi cuando inmigró. “En los días festivos en Estados Unidos no comemos pavo ni jamón”, dice Tjahyadi. “Seríamos. Era nuestra opción especial de carne para las fiestas”.

Con el auge de los restaurantes indonesios y del sudeste asiático en Los Ángeles, comencé mi propia especie de meranto con mi madre, aprendiendo rendang en la ciudad. Así como cada región de Indonesia tiene su propio estilo de rendang, aquí cada restaurante ofrece su propio toque. Aquí hay una guía de algunos de nuestros favoritos, desde aquellos que honran la tradición hasta otros que la reinventan a su manera.

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