Reforma de la Guardia Nacional de México, en la etapa final para su aprobación en el Senado

La reforma constitucional que pondría a la Guardia Nacional Mexicana bajo el control de los militares entró en su fase final el martes por la tarde después de que el controvertido proyecto de ley comenzara a debatirse en el Senado.

La sesión comenzó alrededor de las 10 ante el rechazo de la oposición, que anunció que votaría el proyecto de ley aprobado la semana pasada por la mayoría oficialista de la Cámara de Diputados.

En la apertura de las audiencias, la senadora oficialista Citlalli Hernández negó que la reforma militarice el país y aseguró que ayudaría a controlar el desempeño de la Guardia Nacional en funciones de seguridad pública.

Susana Zatarain, del opositor Partido Acción Nacional (PAN), rechazó los comentarios de su par, calificando la iniciativa como “un paso más hacia un militarismo sin sentido” y llamó al oficialismo a detener el proyecto y abrir un debate para encontrar “un programa para hacer un “Estado”. solución” a la seguridad en México.

A pesar de las críticas de organizaciones humanitarias y expertos de Naciones Unidas de que la reforma profundizará la militarización de la seguridad y no resolverá el problema de la violencia, el partido gobernante y sus aliados, que controlan el Congreso, están decididos a aprobar la iniciativa la próxima hora, menos de una hora. una semana antes de que concluya el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien fue su principal impulsor y defensor.

La iniciativa es parte de un paquete de legislación propuesto por el presidente en febrero que incluye controvertidas reformas judiciales, que la mayoría gobernante en el Congreso aprobó hace dos semanas con el apoyo de sus aliados en medio de protestas de jueces y funcionarios judiciales.

El ultramandatario decidió impulsar reformas militares, pese a que el año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional una iniciativa similar que obtuvo luz verde en el Congreso en 2022, alegando que las funciones de seguridad pública son “competencias exclusivas”. organismos civiles.

Desde hace varios años, López Obrador ha abogado por la Guardia Nacional, su gran joya en la lucha contra el crimen en el país, administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Cedena), para garantizar “profesionalismo, disciplina, honestidad” e impedir que se haga de la corrupción que cree que le ocurrió a la extinta policía federal.

Cuando creó este organismo en 2019, tuvo una idea diferente y lo encomendó al Ministerio de Seguridad.

Según algunos analistas, la enmienda, que haría que la Guardia Nacional estuviera compuesta íntegramente por “militares entrenados por la policía”, formalizaría la presencia de personal uniformado en la fuerza, que actualmente comprende más del 80 por ciento de los 130.000 miembros. . del Ejército y la Armada.

“Esta reforma es el último clavo en el ataúd de la seguridad civil en México”, dijo el senador opositor Luis Donaldo Colosio, del Movimiento Cívico, advirtiendo que sería “muy frágil”. El ex alcalde de la norteña ciudad de Monterrey calificó de “hipócrita” exigir más a la policía local “mientras se pierde apoyo y se reducen severamente recursos vitales”.

Desde 2006, las fuerzas armadas de México han desempeñado un papel clave en el mantenimiento de la seguridad en las calles durante el sexenio de López Obrador, quien ha otorgado a los militares numerosas tareas, proyectos clave y presupuestos que antes administraban. ciudadanos.

A pesar del papel de los militares en la seguridad pública, no se ha impedido la violencia. La reforma también cuenta con el apoyo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.

Expertos de las Naciones Unidas protestaron por la medida en un comunicado el martes, destacando que transferir la Guardia Nacional al ejército podría “aumentar el riesgo de abusos contra los derechos humanos, incluidas torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales”.

Amnistía Internacional y organizaciones locales como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) también se sumaron a las críticas, argumentando que las reformas serían “un paso irreversible hacia la militarización” y eliminarían “las garantías orgánicas”. Las instituciones de seguridad pública deben ser de naturaleza civil.

El Centro Prodh expresó preocupación por la falta de control civil externo y extraordinario sobre la actuación de uniformados en el desempeño de funciones de seguridad pública, en acuerdo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En el proyecto de reforma se establece que la investigación penal estará a cargo del Ministerio de Estado, pero las competencias en esta materia también serán entregadas a la Guardia Nacional.

De manera similar, el Poder Ejecutivo está facultado para “desplegar el Ejército, la Fuerza Aérea y la Fuerza Aérea en apoyo de la seguridad pública”, punto que también ha generado preocupación entre las organizaciones humanitarias al ampliar la participación de los militares en tareas de seguridad.

Como parte del proceso de traslado, el texto de la reforma establece que la Sedena se hará cargo del presupuesto y los recursos operativos de la Guardia Nacional.

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