Estas son las películas indispensables de la muestra de cine español en L.A., y estos son sus creadores

Para celebrar sus tres décadas de existencia, la exitosa muestra Recent Spanish Cinema, cuya edición actual se celebrará desde el 25 hasta el 27 de octubre en el Egyptian Theater de Hollywood, ha reunido a algunas de las películas más aclamadas y novedosas que se han producido en la nación europea, incluyendo la que ha sido seleccionada para representar al mismo país en la contienda del Oscar.

No es cosa de todos los días exponerse a una producción que recree las vivencias de una banda española de rock, pese a la trascendencia histórica que ha tenido ese país en lo que respecta a la generación de agrupaciones emblemáticas del género.

Pero eso no es lo único que distingue a “Segundo premio” (“Saturn Returns”), un largometraje lleno de momentos musicales que, debido a sus méritos cinematográficos, ha sido elegido para su consideración en la categoría de Mejor Película Internacional en lo que corresponde a los Premios de la Academia.

Detrás de la cinta, inspirada en una etapa específica pero relativamente reciente del grupo granadino de ‘indie’ Los Planetas, se encuentra Isaki Lacuesta, un director ya experimentado (antes de este, había hecho 10 largometrajes) que tuvo que afrontar el reto de reemplazar al director original del proyecto, Jonás Trueba (“Tenéis que venir a verla”, “Volveréis”) y de crear un guión completamente nuevo al lado de Fernando Navarro.

“Segundo premio” no es un ‘biopic’ musical tradicional en el sentido de que, más allá del enfoque temporal que posee (se desarrolla a fines de los ‘90), justifica las libertades que se toma y los agregados que le hace a la historia real al no darle nombres a sus personajes principales (en los créditos, estos aparecen como El Cantante, El Guitarrista y La Bajista).

“Esta mezcla entre lo que pasó y lo que nos inventamos por completo es la esencia de la película”, nos dijo Lacuesta mediante una videollamada hecha antes de su llegada a nuestra ciudad, donde participará en un conversatorio que se efectuará tras la presentación de su cinta.

“A estas alturas, se han hecho tantos ‘biopics’ hagiográficos que necesitábamos explicarle al espectador desde el inicio que lo que le íbamos a presentar no era una verdad absoluta”, precisó. “Apostamos mucho más por la tradición oral, porque, cuando vas a Granada, todo el mundo parece tener una historia propia sobre Los Planetas. Y cuando hablas con los integrantes del grupo, cada uno tiene una versión diferente de los hechos”.

A diferencia de las producciones biográficas que apelan mayormente al ‘playback’, las escenas musicales de “Segundo premio” se filmaron con el audio en vivo y con los actores/músicos tocando realmente. “Desde el principio, la apuesta fue conseguir a músicos que pudieran actuar, que pudieran evocar la energía de los integrantes originales de Los Planetas y que pudieran hablar con el acento andaluz y oriental de la zona de la que proceden”, recordó el cineasta. “Tuvimos incluso la suerte de que la mayoría de ellos fueran de Granada, incluyendo al que interpreta al baterista, que ha tocado con la banda real muchas veces”.

Aunque Lacuesta ha demostrado que es perfectamente capaz de manejar un lenguaje cinematográfico de corte tradicional, en este caso, adaptó la puesta en escena al carácter ‘indie’ de la banda representada.

“Yo no pienso en términos de cine independiente o comercial, pero al momento de hacer esto, sí pensé mucho en los años ‘90, cuando el cine tenía una tendencia en la que primaba la búsqueda de sorpresa y de la innovación”, apuntó el realizador. “Hubo inspiración de ‘The Addiction’ [1995], de Abel Ferrara, pero más por el lado del espíritu que el de las imágenes, así como de Wong Kar-wai y del español Iván Zulueta, quien hacía un cine menos narrativo”.

Es imposible hablar de “Segundo premio” sin mencionar lo atípico que fue su rodaje. A las puertas del mismo, Lacuesta se vio irremediablemente enfrentado a la imposibilidad de estar en el set debido a la grave enfermedad que sufría su hija, lo que lo llevó a dirigir el proceso de manera remota y a convocar a Pol Rodríguez (quien lo había ayudado en el plató de su película anterior, “Un año, una noche”) como asistente de realización.

Se trata de una circunstancia que, evidentemente, genera todavía fuertes emociones en el cineasta, y que incrementa por otro lado la admiración que se debe tener ante un trabajo que mantuvo en alto sus estándares de calidad en medio de todas las complicaciones que atravesó.

“Hubo algo que al principio fue un problema, pero que jugó luego a favor nuestros: debido a los numerosos retrasos que sufrimos por causas externas, tuvimos muchísimo tiempo para la preproducción”, señaló nuestro entrevistado. “Esto nos dio la oportunidad de preparar todo de manera exhaustiva con los diferentes departamentos y hasta de ensayar seis meses con los actores”.

Lacuesta asegura que Rodríguez conoce muy bien lo que él piensa y está al tanto de las maneras que él tiene para dirigir a los actores, lo que resultó sumamente conveniente a la hora de afrontar una filmación que nuestro entrevistado no sabía si iba a poder terminar por cuenta propia, aunque, finalmente, logró codirigirla hasta el final.

“Fue un proceso curioso, sí, pero nos ayudó mucho lo que había sucedido antes y el hecho de que la puesta en escena estaba ya muy definida, aunque, claro, siempre surgen cosas imprevistas”, reconoció. “Ha sido algo muy intenso que ha dado como resultado una película que cuenta con una energía muy especial”.

Lazos de sangre

La cinta elegida para la noche de apertura es “La Virgen Roja”, una fascinante recreación de un impresionante hecho real que se estrenará próximamente a nivel mundial a través de Prime Video, por lo que esta será probablemente la única oportunidad que tendrá el público local para verla en una sala de cine, donde merece ser apreciada.

Estamos ante la segunda adaptación fílmica del caso de Aurora Rodríguez Carballeira, una gallega que procreó exclusivamente a una hija (Hildegart Rodríguez Carballeira) con la finalidad de tratarla como si fuera un experimento científico y convertirla supuestamente en “la mujer del futuro”.

Paula Ortiz, la directora del nuevo filme, sabía de la existencia de “Mi hija Hildegart” (1977), la versión a la que nos referimos en el párrafo anterior; pero está convencida de que esta es una historia que merecía ser revisitada por otra generación, lo que se suma al hecho de que ella misma ha estado obsesionada con el caso desde que se encontraba en la Universidad de Zaragoza (su ciudad de origen), donde cursó estudios de Filología Hispánica.

“Al enfrentarme a este proyecto, me di cuenta de que había abismos que yo no comprendía histórica y emocionalmente, relacionados tanto a la maternidad como a cuestiones políticas, ideológicas y filosóficas”, nos contó la cineasta poco antes de su llegada a Los Ángeles, donde participará en un conversatorio tras la proyección del filme dentro de la muestra local. “También descubrí que se trataba de una historia que resonaba muy fuertemente con el presente”.

Pese a tocar de manera cercana temáticas femeninas y feministas, “La Virgen Roja” es un trabajo marcado por una perspectiva incuestionablemente crítica, lo que tiene sentido en vista de que Aurora ejerció no sólo una presión intolerable sobre Hildegart, sino que, luego de creer que esta había traicionado la misión para la que había sido traída al mundo, no dudó en asesinarla a balazos (no es un ‘spoiler’: la trágica muerte de la adolescente se menciona en la primera escena).

“Como narradora, me parece fundamental investigar los fanatismos que pueden aparecer en el seno de unas ideas que puedo compartir y que me pueden parecer muy valientes y muy vanguardistas, sobre todo para el momento en que se dieron -porque esto sucedió hace casi 100 años-, pero que pueden también ser responsables de la creación de monstruos”, describió Ortiz.

La apuesta dramática y visual de la cinta es impresionante, como resultado de la experiencia de una cineasta que había hecho ya cuatro largometrajes y cinco cortometrajes y que, tras sus estudios de filología, se metió de lleno en los terrenos del cine.

“Hice una tesis doctoral del Ministerio Español sobre las propuestas de enseñanza del guión de ficción original y adaptado, y como resultado, se me dio una beca que me permitió estudiar tanto en NYU [la Universidad de Nueva York] como en UCLA [Universidad de California en Los Ángeles]”, detalló Ortiz. “Pasé dos semestres en L.A., es decir, cerca de dos años”.

“Yo provengo del estudio de la literatura y del estudio del cine, por lo que me interesan mucho los códigos emocionales de los géneros”, agregó la cineasta. “Esta es una historia profundamente política que admite el ‘thriller’, el cuento gótico y hasta el terror, y esas son referencias que me gustaba tener”.

Por ese lado, Ortiz admite las influencias de Francis Ford Coppola y de Alfred Hitchcock, cuya adaptación de la novela “Rebecca” (1940) estaba coronada por una villana magnífica que recuerda sin duda a la Aurora de “La Virgen Roja”.

Es ahí donde resultaba esencial la intervención de una actriz del calibre de Najwa Nimri (“Lucía y el sexo”, “Abre los ojos”, “La Casa de Papel”), quien se pone en la piel de Aurora con una conviccion y una fuerza dignas de admiración.

“Ella es una bestia, porque tiene una capacidad brutal en todos los niveles que se requerían, desde lo físico -porque tiene una presencia muy fuerte y muy hipnótica- hasta lo emocional y lo psicológico, pasando por la representación de la inmensa carga intelectual que tenía Aurora”, nos dijo la directora. “Ha hecho funcionar todas esas dimensiones, lo que no era fácil”.

Para Ortiz, resulta interesante poder contar una historia que adopte un punto de vista estrictamente femenino, pero que no intente por ello glorificar a quien no lo merece. “Como mujeres cineastas, hemos tenido una fase donde nos hemos reivindicado, donde hemos empoderado a nuestras heroínas y donde hemos resaltado la parte luminosa y poderosa que tenemos; pero somos seres humanos, y existe también una parte oscura en nosotras”, advirtió la realizadora.

“Me fascinan las grandes inteligencias y los personajes que tienen dentro contradicciones irresolubles, como fue no solo el caso de Aurora, sino también el de Santa Teresa de Jesús, que era la protagonista de mi película anterior, ‘Teresa’ [2023]”, agregó. “Cuanto más lees de ella, más miedo te da, porque era inagotable y contradictoria en todas sus facetas”.

El camino a la igualdad

A lo largo de su carrera, Marcel Barrena ha hecho películas basadas en historias reales cargadas de heroísmo y determinación. En “100 metros” (2016), atendió el caso de un hombre diagnosticado con esclerosis múltiple que decidió correr una triatlón, mientras que, en “Mediterráneo” (2021), se inspiró en los socorristas que ayudan a los refugiados que atraviesan temerariamente el mar buscando vidas mejores,

Por su parte, “El 47” tiene al frente a Manolo Vidal, un inmigrante extremeño que radicaba en Torre Baró, un barrio marginado a las afueras de Barcelona, y que, luego de agotar las limitadas opciones que le ofrecía el sistema para convencer a las autoridades de establecer una ruta de transporte público que llegara hasta su vecindario, decidió secuestrar un autobús y llevarlo hasta el mismo lugar con la finalidad de demostrar que la idea que tenía no era descabellada.

Una escena de la cinta "El 47".

Una escena de la cinta “El 47”.

(The MediaPro Studio)

Pero esto no fue lo único que impulsó a Barrena a sentarse a escribir el guión al lado de Alberto Marini. “Tenía ganas de contar algo sobre mi ciudad; el catalán es el idioma oficial de Cataluña, e históricamente, fue perseguido por la dictadura fascista, por lo que todavía quedan ecos de eso”, nos dijo el realizador barcelonés -quien acudirá también a la proyección de su trabajo– durante una reciente entrevista. “Es, además, mi idioma materno, por lo que me gustaba la idea de hablar sobre su convivencia pacífica y armónica con el castellano”.

Le parecía, por otro lado, que el secuestro del autobús era una excusa ideal para hablar de muchos temas relevantes y actuales, como es el caso de la crisis de vivienda que existe en España -y que es fomentada por unos precios fuera del alcance del pueblo- y la falta de empatía hacia los inmigrantes -esta vez internos-.

Barrena no es ajeno a los éxitos de taquilla en su país natal. Sin embargo, a su paso por las salas españolas, “El 47” ha despertado una conmoción nunca antes vista. “Es la primera vez en la historia del cine español que una película rodada parcialmente en catalán es número uno en el ‘box office’ nacional”, señaló con orgullo el director.”Esto ha dejado de ser una película para convertirse en un fenómeno social”.

En sus propias palabras, Pedro Sánchez, actual Presidente del Gobierno de España, lo invitó para hablar sobre la cinta y para asegurarle que le interesaba hacer algo por los pobladores de Torre Baró. “Este es un barrio que ha mejorado mucho con el tiempo, pero que, hasta el día de hoy, sigue enfrentando problemas, como los cortes continuos de electricidad que se producen debido al robo de cables desprotegidos”, comentó el cineasta.

Hay mucha gente que está convencida de que una película no puede hacer nada para cambiar el mundo. Pero Barrena considera que, en las circunstancias apropiadas, puede al menos incentivar el progreso equitativo. “Sobre todo cuando el terreno está sembrado, como fue el caso de ‘Philadelphia’ [1993], que ayudó a eliminar los tabúes que existían sobre el sida”, comentó.

“Además, el cine es un megáfono brutal, y no tiene rivales como máquina para generar empatía”, agregó. “Muchas de las medidas de mejoramiento de Torre Baró que se han tomado se deben a esta película, aunque, claro, son cosas que la gente del barrio ha estado buscando por décadas”.

Es interesante también que la cinta destaque la eficacia de un acto individual que, sin embargo, busca el bienestar de una colectividad entera, y que recuerda de algún modo lo que hizo la afroamericana Rosa Parks en diciembre de 1955 al sentarse en un espacio del autobús que supuestamente no le correspondía, para poner un ejemplo que resulte cercano.

“Esta película también trata de la lucha pequeña, por supuesto”, reconoció Barrena. “Habla de la disidencia pacífica y de la manera en que esta puede hacer grandes cosas por la sociedad”.

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