En el primer contacto con el nuevo asfalto, equipos y pilotos confirmaron la dificultad para encontrar un punto de compromiso para el GP.
En los artículos previos al GP de São Paulo, uno de los puntos unánimemente resaltados como desafío para pilotos y equipos, además de Pirelli, será afrontar el nuevo asfalto en Interlagos. Después de 10 años, la carretera fue objeto de importantes reparaciones y fue repavimentada por completo.
Como resultado, gran parte de la referencia se vio afectada por la precisión. Si a esto le sumamos la iniciativa de Pirelli de elegir la gama más blanda, la confusión se resuelve…
Aunque fue bien recibido, el remake dejó algunas quejas. Muchos pilotos se han quejado de imperfecciones en algunas partes de la pista y algunos ingenieros han dicho que están considerando mejorar los coches para evitar incidentes como el de Austin 2023, cuando Leclerc y Hamilton quedaron privados del tablero inferior por desgaste excesivo de la pista.
El gran problema es que los coches tienen que intentar acercarse mucho al suelo para conseguir la máxima eficiencia del suelo y generar la mayor carga aerodinámica posible. Como el enlace ha cambiado y el tiempo de pista es muy corto, encontrar el punto óptimo se convierte en un juego de prueba y error.
Evidentemente los equipos ya han enviado todos los datos a las fábricas y el trabajo en los simuladores será intenso para solucionar el problema. Sin embargo, un aspecto que entra en juego aquí es la temperatura. Este asfalto mostró una gran variación térmica, calentándose mucho cuando la temperatura era alta y muy consistente cuando era baja. Para que os hagáis una idea, el FP1 tuvo una temperatura media de 26,6ºC y una temperatura de pista de 53ºC, mientras que en la clasificación Sprint la temperatura ambiente fue de 20,5ºC y el asfalto bajó hasta los 37º. Encontrar el punto exacto de esto es difícil…
Interlagos siempre ofrece diversión…