Harare, Zimbabue – Desde responder preguntas de ministros, científicos y estudiantes sobre el cambio climático, las adicciones y la ley hasta preguntar a los niños sobre su ‘nacimiento’ y su relación con Dios, y tras ser descrita como una feminista de la comunicación, Sophia, el robot más famoso del mundo, se ganó corazones en una feria de innovación en Zimbabwe esta semana.
Con la capacidad de imitar expresiones faciales, mantener conversaciones casi humanas y reconocer gestos humanos, Sophia es “un ícono global de la inteligencia artificial”, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que la trajo al país del sur de África. Fue creado en 2016 por Hanson Robotics de Hong Kong, y en 2017 adquirió la ciudadanía de Arabia Saudita, convirtiéndose en el primer ciudadano robot del mundo.
Fue la primera vez que Zimbabwe acogió un robot de este tipo y cautivó a jóvenes y mayores en la Universidad de Zimbabwe en Harare, la capital. Estuvo allí como invitado especial en un evento de una semana de duración sobre inteligencia artificial e innovación.
Sonrió, frunció el ceño, utilizó gestos para enfatizar ciertos puntos, hizo contacto visual en varias conversaciones individuales e hizo pausas antinaturales. Aseguró a la gente que los robots no están destinados a dañar ni reemplazar a los humanos.
Pero rápidamente se distinguía de la gente cuando las conversaciones se volvían demasiado personales.
“No tengo sentimientos románticos por la gente, mi objetivo es aprender”, dijo Sophia mientras los participantes la comparaban con la versión humana de algunas nueras de Zimbabue, conocidas por ser independientes, exigentes y francas en un ambiente mayoritariamente sociedad patriarcal.
Sin embargo, se disculpó cuando un concursante lo regañó por aparentemente evitar su mirada.
Sofía también mostró paciencia cuando niños y adultos la rodearon para tomarle fotos y la bombardearon con preguntas, aunque también respondió preguntas sobre qué están haciendo los residentes para resolver sus problemas.
El viernes, su último día, mostró su sentido de la moda. Ella sonrió y le agradeció por permitirle usar el traje nacional del país, un vestido largo de rayas negras con rayas de diamantes rojas, verdes y blancas.
“Aprecio el esfuerzo por hacerme sentir como en casa en Zimbabwe”, dijo. Sofía ha estado en África antes y anteriormente visitó Egipto, Sudáfrica y Ruanda.
El PNUD dijo que esperaba que el compromiso de Sofía “inspirara a los jóvenes zimbabuenses a explorar carreras en inteligencia artificial y ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de un generador de inteligencia artificial.