Con “Sujo” Astrid Rondero y Fernanda Valadez se fueron a hacer otra película de drogas.

“¿Crees que la gente puede cambiar?” pregunta el hijo adolescente asesinado de un sicario en “Sujo”, el drama social que actualmente ingresa a los premios Oscar de México a la mejor película internacional.

La pregunta profundamente vulnerable de un niño a un profesor universitario que se ha interesado genuinamente en él captura las emociones encontradas de las personas en un país devastado por la violencia del narcotráfico, todos preguntándose si algún día podrán seguir adelante. Los dos se conocen cuando el joven Sujo se muda de un pequeño pueblo del estado de Michoacán a la Ciudad de México.

¿Podrá México salir de las garras brutales de sus problemas actuales?

Las compañeras de vida y directoras de “Sujo”, Astrid Rondero y Fernanda Valades, quieren creer que hay otro camino. En su último trabajo, descubren cómo podría ser eso.

“Podemos hablar de horrores, podemos mirar hacia el abismo, pero tenemos que mirar más allá del abismo, porque todos tenemos que levantarnos todos los días y seguir con nuestras vidas, entonces, ¿qué hacemos con esta realidad?” Valadez dice en español mientras se acerca desde su casa en la Ciudad de México.

Rondero y Valadez comenzaron sus carreras cinematográficas durante la guerra contra las drogas en México durante la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012). La inmediatez y profundidad de la crisis nacional los llevó a crear narrativas que consideraban las consecuencias humanas de la indiscutible matanza que los rodeaba.

Sujo, que actualmente se presenta en cines selectos de Cinépolis en todo el país, narra la difícil educación de un joven que intenta escapar de ser víctima del mismo destino que su padre criminal. Pero vivir en la pobreza y con pocas formas de entender otra forma de vida hace que ésta sea una misión casi insuperable. Lo que intenta hacer para alejarse del caos y estudiar lo convierte en una historia de victorias pequeñas pero significativas que las fuerzas socioeconómicas en su contra no ignoran.

Sujo es la secuela del largometraje de 2020 de los directores Sin señas particulares, que coescribieron y dirigió Valadez, sobre una madre cuyo hijo desaparece mientras cruza México. Border USA tras ser arrestado por un grupo cartel que lo obliga brutalmente a unirse a sus filas.

En ambos casos, el problemático adolescente central es interpretado por la joven estrella Juan Jesús Varela. Los directores conocieron a Varela cuando éste tenía apenas 15 años, durante el casting para la película “Definición de características”. Rondero y Valadez pasaron un año en el estado de Guanajuato interactuando con muchos jóvenes de comunidades rurales remotas.

“En esas conversaciones encontramos muchas historias sobre migración, desplazamiento de chicos que se mudaron a León, a Ciudad de México o Guadalajara, y otros que se quedaron, que eran muy jóvenes y de alguna manera trabajaban para los cárteles locales”, dice Valadez.

En ese momento, Varela, cuya personalidad extrovertida coincidía con la apasionada introspección de sus dos personajes en Rondero y Valadez, trabajaba como guía turístico.

“Fer y yo siempre decimos que si la situación de los niños de estas comunidades fuera diferente, seguramente encontraríamos a Juan Jesús en una escuela de interpretación o formándose en alguna profesión relacionada con las artes. Pero esta es la realidad de nuestro país”, añade Rondero.

El actor Juan Jesús Varela interpreta en este título. "Sucio."

El actor Juan Jesús Varela interpreta el papel de “Sujo”.

(La Forja)

Rondero escribió el guión de “Sujo” junto a Varela meses antes de que comenzara el rodaje de “Definiciones”.

“La personalidad de Juan Jesús alimenta la película, tal vez no literalmente, porque es muy diferente de Sujo”, dice Rondero. “Pero tienen el poder espiritual para decir: ‘Todas las circunstancias de mi vida están en contra de esto, pero quiero hacer otra cosa’.

Con su acercamiento al tema, Rondero y Valadez también desafían la norma. Decidieron no mostrar imágenes explícitas de violencia en su trabajo, a diferencia de otras películas mexicanas donde la brutalidad de los cárteles está en plena exhibición.

“Los mexicanos hemos vivido con el horror gráfico de la violencia durante décadas, porque parte del mecanismo de las organizaciones criminales es explotar imágenes de terror para que la gente viva con miedo todos los días”, afirma Rondero. “Mostrarlos o no es más una cuestión ética para los cineastas que estética”.

En cambio, los realizadores comparten el impacto tanto de las víctimas como de los criminales en historias que no dividen a las personas en simples líneas de víctimas, porque en México, las personas que participan en el crimen organizado a menudo son víctimas de problemas económicos, del Estado. privación de derechos, falta de oportunidades o participación en la violencia.

“Mostrar la violencia no ayuda a entenderla desde una perspectiva humana”, añade Valadez. “No ayuda a comprender el impacto que tiene en las personas o en la sociedad”.

A principios de este año, Rondero y Valadez aceptaron una oferta de Netflix para trabajar en la serie documental Atrapados en la Web: Los asesinatos detrás de Zona Divas (ahora en streaming) sobre una nefasta red de acompañantes responsable de la muerte de varias mujeres.

La seguridad que disfrutaban al ser guiados por narrativas ficticias desapareció cuando enfrentaron por primera vez la peligrosa realidad que enfrentan los periodistas que cubren la actual guerra contra las drogas.

“Cuando haces un documental, decir nombres es inevitable, las acusaciones son inevitables”, afirma Rondero. “Y en México la vida de las personas no es tan valiosa como para que sea muy fácil provocar la violencia de un director”.

La creación de esta serie los obligó a cambiar su estilo de vida por cuestiones de seguridad: contrataron seguridad y se dieron cuenta de si estaban siendo observados o seguidos.

“Todo esto es muy triste, pero así es la situación en nuestro país”, afirma Rondero. “Pero estamos motivados, sabemos que hacer lo que hacemos siempre tiene un costo y siempre estamos dispuestos a asumir ese costo”.

Además de los testimonios de primera mano de la juventud guanajuatense, “Sujo” también informó sobre la labor del periodista Javier Valdez Cárdenas, cuyo libro de 2015 “Huérfanos del narco” estuvo en la mente de los realizadores. Valdez Cárdenas fue asesinado en 2017

Dado su profundo compromiso personal y artístico con los problemas que aquejan a México, no sorprende que citen la producción francesa de “Emilia Pérez”, un musical sobre un narcotraficante que atraviesa una transición de género, como otro ejemplo de cómo observar pensar a extraños. Creen que las películas populares sobre América Latina son películas presentadas con una perspectiva extranjera, porque ésta es una perspectiva que los funcionarios de los principales festivales del mundo entienden. Pero estas no son las audiencias para las que trabajan Valadez y Rondero.

“Tenemos la obligación moral y política de hacer películas para el público mexicano porque estamos hablando de situaciones muy dolorosas que son urgentes”, dice Valadez.

“Es una prioridad para nosotros abordar estos temas con compasión y sinceridad, y que el público mexicano reconozca esa sinceridad”.

Hasta ahora, Rondero y Valadez han ganado fama en el país y en el extranjero sin comprometer su visión. Tanto “Definición” como “Sujo” ganaron premios en el Festival de Cine de Sundance, donde se estrenaron, y la primera ganó los Premios Ariel (el equivalente mexicano de los Oscar), ganando 11 premios, incluyendo Mejor Película, Mejor Director para Valadez y Mejor. Guión. .

Como mujeres y lesbianas, parte del mandato del dúo director es que los equipos sean predominantemente femeninos. Para ellos la identidad es siempre política, en el cine y en la vida.

“Somos una generación de cineastas con una voz muy fuerte, y creo que una gran parte de las directoras más importantes de México hoy en día son mujeres, pero eso no quiere decir que el equilibrio se haya igualado en términos porcentuales”. dice Valadez.

Este compromiso con la igualdad de género ciertamente no está reñido con lo que trata “Sujo”: intentar comprender una experiencia desconocida, es decir, la experiencia de los jóvenes en las comunidades rurales. Intentaron adoptar esta perspectiva porque los hombres tienen más probabilidades de ser atraídos y abusados ​​debido a cómo está estructurada la masculinidad en México.

“El cine tiene la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona que no tiene tu configuración emocional, social y cultural”, explica Valadez. “Esa es la magia del cine, te permite entender cosas que antes no entendías y cuestionar la realidad que tienes delante”.

Su esperanza es que películas como “Sujo” abran un nuevo camino para los narradores mexicanos sobre la violencia y sus consecuencias, y tal vez incluso la posibilidad de un futuro mejor.

“El cine es el espacio perfecto para imaginar algo diferente”, afirma Rondero.

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