El mundo no puede esperar: el multilateralismo es la única esperanza para abordar el cambio climático

La 29ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP29), celebrada en Bakú la semana pasada, ha sido anunciada como un hito para la financiación climática mundial. Más bien, dejó a muchos profundamente decepcionados. Para los países en desarrollo como Malasia, que están tratando de equilibrar una acción climática ambiciosa con un desarrollo equitativo, los malos resultados en materia de financiación fueron un crudo recordatorio de la fragilidad del consenso internacional. La COP29 destacó la urgente necesidad de reimaginar cómo los signatarios del Acuerdo de París abordan estas negociaciones.

En el centro de la frustración estaba la negativa de muchos países desarrollados a abordar una financiación climática significativa. Si bien el lanzamiento del Fondo para Pérdidas y Daños fue un paso adelante que debía haberse hecho hace mucho tiempo, los 730 millones de dólares prometidos están muy por debajo del nivel solicitado. Mientras tanto, los compromisos de entregar los 100 mil millones de dólares anuales prometidos desde hace mucho tiempo en financiamiento climático prometidos por primera vez en 2009 no se han cumplido. El nuevo objetivo de 300.000 millones de dólares para 2035 es completamente insuficiente para alcanzar el objetivo de 1,5°C.

El cambio climático no es una cuestión aislada, sino una crisis vinculada a la salud, la seguridad alimentaria, la energía y los sistemas sociales. Vincular el financiamiento climático a resultados como menores costos de salud y economías más fuertes crea argumentos más convincentes para actuar. Sin embargo, cuando los países más vulnerables del mundo hicieron fuertes llamamientos, las respuestas de los países ricos parecieron ensayadas y carecieron de una verdadera rendición de cuentas. Los principales responsables de la crisis climática se niegan a compartir su parte justa de la carga.

Malasia, si bien obtiene mejores resultados que muchos, está en línea con los países que no pueden ampliar sus esfuerzos de adaptación y mitigación debido a limitaciones financieras. Al darnos cuenta de nuestro relativo privilegio, intentamos predicar con el ejemplo. La Política Nacional de Cambio Climático 2.0 de Malasia, aprobada en septiembre de 2024, integra los principios del Acuerdo de París y marca el camino hacia una economía baja en carbono. Planes como nuestro Plan Nacional de Adaptación (PAN) y la Hoja de Ruta Nacional (NDC), que pronto estará finalizada, demuestran nuestro compromiso con la resiliencia climática.

Sin embargo, los esfuerzos nacionales por sí solos son insuficientes. Se necesitan fondos climáticos internacionales como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Fondo Verde para el Clima (GCF) para acelerar la asignación de fondos para proyectos de mitigación y adaptación. El cambio climático es un desafío global que requiere una acción colectiva y Malasia es muy consciente de las limitaciones que enfrentan muchos países del Sur Global sin los recursos adecuados.

Uno de los resultados más prometedores de la COP29 fue la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París, que establece mecanismos para un mercado global de carbono. Malasia alinea este marco con la política nacional del mercado de carbono para movilizar financiamiento para proyectos de carbono. De manera similar, nuestro Plan de Acción Nacional de Salud para el Planeta (NPHAP), el primero de su tipo en todo el mundo, tiene como objetivo integrar la resiliencia climática con la conservación de la biodiversidad, la seguridad alimentaria y los resultados de salud pública a través de una lente basada en la equidad.

Bakú también enfatizó la importante necesidad de una mayor integración de los países del sur global. Durante demasiado tiempo, nuestra voz ha estado dispersa en las negociaciones sobre el clima. El aumento de las temperaturas, el clima errático y la pérdida de biodiversidad no conocen fronteras, y los países del Sur Global deben unirse para negociar de manera más efectiva. Cuando Malasia asuma la presidencia de la ASEAN en 2025, tenemos la oportunidad de amplificar las voces y prioridades regionales en el escenario mundial.

Una de las áreas de avances significativos en la COP29 fue el fortalecimiento de la cooperación regional. Por ejemplo, las principales asociaciones del mercado de carbono en Malasia, Indonesia, Singapur y Tailandia formalizaron asociaciones históricas en torno a un marco único de carbono. El objetivo de esta iniciativa es incrementar la oferta de créditos de carbono e incrementar la demanda regional, promoviendo el desarrollo económico y la acción climática.

La acción climática no se puede lograr únicamente mediante esfuerzos nacionales o regionales. El multilateralismo sigue siendo nuestra mejor esperanza para resolver la crisis climática. Sin embargo, las deficiencias de la COP29 -particularmente la falta de inclusión y transparencia en la toma de decisiones- revelaron el fracaso del proceso. Para tener éxito, un marco multilateral debe ser sólido, transparente y centrado en la equidad. Necesitamos hacer algo para restaurar la confianza y el respeto real por todos los países involucrados en las negociaciones.

La COP no debería ser un escenario donde los poderes dictan condiciones a los que no tienen poder. Más bien, deberían ser una plataforma para una asociación genuina, donde el poder colectivo del Sur Global pueda obligar a los países ricos a asumir compromisos ambiciosos. La justicia climática requiere no sólo la participación de todas las naciones, sino también el reconocimiento de que aquellos con mayor responsabilidad histórica deben hacer más.

A medida que nos acercamos a la COP30, las deficiencias y fracasos de Bakú deberían impulsar una determinación renovada. Para Malasia, esto significa seguir integrando la salud planetaria en nuestra agenda climática, fortalecer la solidaridad regional y presionar para lograr resultados justos y ambiciosos en foros multilaterales. El tiempo corre y el mundo no puede esperar. Por el bien de nuestro planeta y de las generaciones futuras, debemos superar la inacción y aprovechar este momento crítico para asegurar un futuro justo y sostenible.

Nik Nazmi bin Nik Ahmad es Ministro de Recursos Naturales y Sostenibilidad Ambiental de Malasia.

Jemila Mahmood es directora ejecutiva del Centro Sunway para la Salud Planetaria de la Universidad Sunway, Malasia.

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