La estrategia económica de China se pone a prueba en medio de crecientes problemas internos

Pekín, VIVA – A medida que crecen los problemas que enfrenta la economía de China, el foco de atención está cambiando de los síntomas superficiales a las causas profundas del problema. Los analistas creen que la raíz de los problemas económicos de China radica en las limitaciones de su gobierno autoritario, que puede limitar la capacidad del país para lograr un crecimiento e innovación sostenibles.

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China tiene una larga historia de innovación y contribuciones que han dado forma al mundo, desde la invención de la brújula hasta la creación del papel moneda. Sin embargo, después de la revolución maoísta, las fuerzas creativas del pueblo a menudo fueron dirigidas a otros lugares bajo el estricto control de los gobiernos comunistas. El Partido Comunista Chino (PCC) dio prioridad a mantener el control, a veces a expensas de desarrollar el tipo de innovación que caracterizó períodos anteriores de la historia china.

Como informó etruth el viernes 20 de septiembre de 2024, en lugar de proponer nuevas ideas, el PCC ha desarrollado sofisticados mecanismos de control de la población, como los controvertidos campos de reeducación. Esta diversificación de la creatividad subraya el impacto más amplio del gobierno autoritario en el progreso humano.

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Las implicaciones económicas de este enfoque se vuelven más claras si se comparan con la trayectoria de Taiwán, un país que, a pesar de su menor tamaño y presiones geopolíticas, ha fomentado una cultura de creatividad e innovación. Taiwán se ha convertido en un líder mundial en industrias como la fabricación de semiconductores, un sector importante para la economía moderna.

El contraste entre los logros de Taiwán y el modelo de “socialismo con características chinas” del Partido Comunista Chino plantea dudas sobre la viabilidad a largo plazo de la estrategia económica de China.

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La raíz de los problemas económicos de China es el énfasis del PCC en el colectivismo y el control estatal. Este enfoque prioriza la coherencia y el orden sobre la creatividad y la innovación, componentes críticos del crecimiento económico en la economía global actual.

Fábrica de automóviles GAC en Guangzhou, China.

Las consecuencias de este enfoque son evidentes en la dependencia de China de grandes préstamos y de un sector inmobiliario sobredesarrollado. El crecimiento de las “ciudades fantasma”, donde todos los desarrollos permanecen deshabitados, es un símbolo de las ineficiencias que pueden surgir de una economía más impulsada por la dirección del Estado que por la demanda del mercado.

La pandemia de COVID-19 expone aún más las limitaciones de la gobernanza centralizada y De arriba hacia abajo en China. A medida que el virus se propagaba, las estrictas directrices de Beijing a menudo eclipsaban las iniciativas locales y las soluciones creativas. Este enfoque centralizado no sólo alimentó la reacción inicial, sino que también destacó los peligros de la dependencia intelectual del Estado.

En última instancia, el desarrollo de vacunas en China, si bien es un logro notable, ha tenido dificultades para igualar la velocidad y la eficiencia de las alternativas occidentales, lo que ilustra la dificultad de innovar en un sistema que limita la libertad intelectual.

La estrategia económica de China también muestra un fuerte enfoque en los aspectos materiales del desarrollo, como el desarrollo de infraestructura, las cuotas de producción y los objetivos del PIB, a menudo a expensas de las libertades culturales e intelectuales que respaldan el éxito económico a largo plazo.

Este énfasis en el “hardware” sobre el “software” contrasta marcadamente con el enfoque visto en Estados Unidos, donde el éxito económico se basa en los derechos individuales, la libertad de expresión y la innovación. La protección de los derechos humanos y las libertades individuales por parte de la Constitución de los Estados Unidos ha creado un entorno en el que pueden florecer nuevas ideas, promoviendo el progreso tecnológico y la estabilidad económica.

Esta diferencia fundamental en la filosofía de gestión explica por qué Estados Unidos lidera el mundo en innovación, mientras que China a menudo lucha por superar problemas de imitación y disputas de propiedad intelectual. A medida que China intenta hacer la transición de una economía manufacturera a una basada en tecnología y servicios, este desafío se vuelve cada vez más evidente.

Un ejemplo de industria manufacturera.

Un ejemplo de industria manufacturera.

Además, el enfoque de China hacia el comercio internacional y la propiedad intelectual ha generado preocupación en todo el mundo. Prácticas como el robo de propiedad intelectual y la coerción económica han empeorado las relaciones con socios comerciales clave y han amenazado la posición de China en la comunidad internacional.

Si bien estas tácticas pueden generar ganancias económicas a corto plazo, amenazan la credibilidad y las perspectivas a largo plazo de China, especialmente en un momento en que la confianza y la cooperación son fundamentales para el éxito económico.

Mientras China lidia con sus desafíos económicos actuales, incluido el estallido de una burbuja inmobiliaria y el creciente desempleo juvenil, las limitaciones de su modelo económico son cada vez más difíciles de ignorar. Los métodos tradicionales de estímulo económico, como el gasto en infraestructura y la política monetaria, parecen cada vez más inadecuados para abordar problemas estructurales profundos.

Los analistas creen que sin una transición hacia un modelo de gobernanza que abarque una mayor libertad individual e independencia intelectual, China podría tener dificultades para lograr la prosperidad a largo plazo que busca.

El camino hacia el éxito económico sostenible, como han afirmado otras potencias mundiales, no reside en controles gubernamentales estrictos o planes quinquenales elaborados, sino en la adopción de principios que han demostrado ser eficaces en otros lugares.

Estos principios incluyen la protección de los derechos de propiedad, la libertad de pensamiento y expresión y el estado de derecho. Sin embargo, adoptar tal modelo requeriría cambios importantes en la actual estructura de gobierno de China, una perspectiva poco probable dado el gran interés del PCC en mantener su control sobre la sociedad.

Sin este cambio, China corre el riesgo de caer en un ciclo de rendimientos decrecientes, donde el potencial de innovación y crecimiento se ve continuamente sofocado por las limitaciones de los gobiernos autoritarios. Los problemas económicos actuales, desde la caída del mercado inmobiliario hasta el creciente descontento juvenil, sirven como recordatorio de que el modelo del PCC puede haber llegado a sus límites. La situación que enfrenta China es una prueba clara de los desafíos más amplios que plantean los gobiernos autoritarios en el mundo moderno.

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Las consecuencias de este enfoque son evidentes en la dependencia de China de grandes préstamos y de un sector inmobiliario sobredesarrollado. El crecimiento de las “ciudades fantasma”, donde todos los desarrollos permanecen deshabitados, es un símbolo de las ineficiencias que pueden surgir de una economía más impulsada por la dirección del Estado que por la demanda del mercado.

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