Escorpio tiene una reputación polarizadora. Y los rumores son al menos parcialmente ciertos.

Figura de bola de masa negra de Jess Sellinger Ceramics a través de ssense.com.

(Beth Hoeckel para The Times)

Puede resultar tentador caer en la trampa de los mitos que rodean a Escorpio. No existe ningún otro signo (excepto, quizás, Géminis) que tenga un efecto tan polarizador en la imaginación del público. Nuestro dulce Escorpio se reduce constantemente a la monotonía de su interpretación unidimensional de la oscuridad: ¡Terrible! ¡Peligroso! ¡Malo! (¿Seguiremos realmente juzgando las cosas como completamente “malas” o “buenas” en 2024?) Y quizás el elemento más controvertido es que estos rumores son al menos parcialmente ciertos.

Amar a un Escorpio es picar. No hay manera. Tal vez sea una mentira que no quisieron revelarte, dicha con el pretexto de protegerte de alguna verdad dolorosa, pero en el fondo lo hizo con una completamente mala intención de protegerse a ellos mismos. O, más que eso, es su obsesión con cada detalle de tus rasgos mundanos, hasta el punto de que sientes que no eres más que el alma más valiente que jamás se haya atrevido a salir con ellos en esta dimensión. Y entonces, como su oscura vorágine, emerge la inevitable vorágine del odio, y Escorpio les enseña su lección más importante: la lujuria y la obsesión, por embriagadoras y transformadoras que sean, están a años luz del amor.

Pero la dificultad con las evaluaciones unidimensionales o incluso bidimensionales es que no pueden captar la complejidad del octavo carácter. Porque un escorpión puede tener una cola, pero tiene dos garras. Esto nos lleva a la escultura de bola de masa negra de Jess Sellinger Ceramics. En comparación, la suave fragilidad de la bola de masa fundida se endurece con laca negra, que se fija en el tiempo y el espacio. Resistirse a todo lo que crees que es una bola de masa es honrar a cada ser Escorpión, sus llamados ambivalentes a amar y proteger a los demás. Escorpio tiene una profundidad que se abre dentro de ellos también, lo quieran o no, y no importa cuánto se esfuercen por guardar todos sus secretos, cuentan.

Los rasgos profundos de Escorpio sólo residen en el ámbito de lo que perciben como su poder o, más concretamente, complementan el deseo inevitable de subyugar algo que los hace sentir impotentes. Escorpio está tan quemado, pero tan bendecido. Tan tóxico y, sin embargo, alquímicamente curativo. La tentación de separar las batallas con el deseo de sostener y ver con todo su dolor, toda su oscuridad, toda su familiaridad ganada con tanto esfuerzo con el inframundo del que la mayoría de las almas pasan su vida tratando de escapar. Amar a un Escorpio, entonces, es proteger ferozmente su ternura con el mismo fuego de sombra que utilizan para construir sus fortalezas internas adamantinas.

Mi amigo tenía dos escorpiones como mascotas. Vivieron en sospecha mutua durante meses hasta que uno canibalizó brutalmente al otro por la noche.

Goth Shakira es una adivina digital de Acuario y Reina de Oros en Los Ángeles.

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