Digitalización extrema: cuando los ciudadanos obtienen información en China

Pekín, VIVA – Cuando los ciudadanos chinos desbloquean sus teléfonos inteligentes hoy en día, no solo acceden a aplicaciones, sino que ingresan a uno de los sistemas de vigilancia digital más avanzados del mundo. Este hecho queda muy claro con el origen “Xue Si Qianguo”, programa cuyo nombre tiene un doble significado: “La educación fortalece a la nación” y “Aprender del Si fortalece a la nación”.

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Según un informe de The Greek City Times del miércoles 13 de noviembre de 2024, desde su lanzamiento en 2019, el programa ha acumulado más de 100 millones de usuarios registrados, no por elección propia, sino gracias a la presión sistemática del Partido Comunista Chino. Esta no es simplemente otra aplicación que compite por llamar la atención en el mercado digital de China. Para acceder a él, los usuarios deben proporcionar su nombre completo, número de teléfono móvil y estado de membresía del partido.

Para los miembros del partido, funcionarios y empleados de diversas organizaciones, la comunicación diaria con el programa no es opcional, sino obligatoria. Los puntos obtenidos mediante el uso del programa afectan directamente las evaluaciones laborales y los salarios, creando una conexión digital que conecta el éxito profesional con el cumplimiento político.

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El contenido del programa está cuidadosamente elaborado para presentar una versión ideológicamente limpia de la realidad. Los usuarios solo ven noticias positivas y contenido que promueve la ideología socialista y el liderazgo de Xi Jinping. Las protestas, las disputas comerciales y otros acontecimientos potencialmente desestabilizadores se excluyen habitualmente, lo que crea burbujas de información que moldean la percepción pública según las preferencias partidistas.

Sin embargo, los programas exigidos por el Estado son sólo la punta del iceberg de la vigilancia digital de China. Investigaciones recientes sobre plataformas comerciales populares han revelado capacidades inquietantes escondidas debajo de sus interfaces aparentemente inocuas. Toma a Pinduoduo como una de las plataformas. comercio electrónico El más grande de China con más de 750 millones de usuarios mensuales.

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Además de la facilidad de operación, la transparencia también se puede lograr con modelos de pago digitales.

Los investigadores de ciberseguridad han descubierto malware aplicaciones sofisticadas que pueden eludir los sistemas de seguridad del teléfono, monitorear la actividad en otras aplicaciones, leer mensajes privados y acceder a la información personal de los usuarios sin consentimiento.

Un hacker o hacker intenta minar la ciberseguridad (Imágenes).

El marco legal que respalda esta vigilancia digital también es motivo de preocupación. La Ley de Inteligencia Nacional y la Ley de Protección de Secretos de Estado de China permiten a las agencias gubernamentales solicitar datos de los usuarios a los proveedores de plataformas siempre que esté involucrada la “seguridad nacional”.

No hay transparencia sobre cómo se utilizan estos datos, lo que crea una caja negra de vigilancia que los ciudadanos no pueden entender. Incluso los algoritmos que impulsan estas plataformas están obligados por ley a ajustarse a los valores del Partido Comunista.

Los estudios muestran que hasta el 40% de los videos populares en las plataformas chinas provienen de cuentas controladas por el gobierno, lo que convierte efectivamente el entretenimiento en publicidad. Este sistema crea un entorno digital donde cada clic, vista e interacción puede ser monitoreado y evaluado.

Su impacto en la vida diaria es enorme. El mal cumplimiento de los programas exigidos por el gobierno puede descarrilar las carreras y afectar los puntajes de crédito social, lo que a su vez afecta todo, desde los beneficios de viaje hasta el acceso a los servicios gubernamentales.

La presión para mantener una participación adecuada ha causado gran preocupación entre los usuarios, y algunos utilizan a miembros de la familia para iniciar sesión en su nombre para cumplir con los requisitos obligatorios.

La comunidad mundial prestó atención a esto. Varios países, incluidos Taiwán, Estados Unidos, India y algunos países europeos, han impuesto restricciones a los programas chinos por motivos de seguridad. Estados Unidos aprobó una ley que exige a las empresas chinas como ByteDance vender sus activos en Estados Unidos o enfrentar una prohibición a nivel nacional, lo que refleja una creciente conciencia de los peligros de estas plataformas digitales.

En el corazón del sistema político chino hay una sofisticada maquinaria de propaganda y manipulación que impregna todos los aspectos de la sociedad. El Partido Comunista de China (PCC) ha desarrollado un sistema en el que el control se ejerce no sólo mediante la fuerza abierta, sino mediante una combinación cuidadosamente orquestada de control tecnológico, educación ideológica e ingeniería social.

Desde la escuela primaria, los ciudadanos chinos se ven inmersos en narrativas cuidadosamente elaboradas que enfatizan el papel central del partido en la prosperidad y estabilidad de China. Esta narrativa se ve reforzada por los medios controlados por el Estado, el contenido censurado en Internet y las sesiones obligatorias de educación política en escuelas y lugares de trabajo. La eficacia de este sistema radica en su enfoque multidisciplinar.

Superficialmente, la propaganda estatal está presente en la vida cotidiana: desde carteles publicitarios sobre el “Pensamiento de Xi Jinping” hasta sesiones obligatorias de formación sobre la ideología del partido. Detrás de esto hay una capa insidiosa de control de la información, donde las plataformas de redes sociales, los medios de comunicación y el contenido de entretenimiento son monitoreados de cerca y utilizados para mantener la narrativa preferida del partido.

El Gran Cortafuegos de China bloquea el acceso a sitios web extranjeros y a información que pueda cuestionar la línea oficial del partido, mientras un ejército de censura purga las plataformas nacionales de contenido “dañino”. Este sistema se ve reforzado aún más por incentivos económicos y castigos por una mayor lealtad al partido, que a menudo determinan el avance profesional, las oportunidades de vivienda e incluso las perspectivas educativas de los niños.

La sofisticación del sistema de gestión digital de China es particularmente evidente en su implementación técnica. Aplicaciones como Pinduoduo utilizan técnicas para eludir los controles de seguridad estándar, como enviar actualizaciones sin el proceso de revisión de la tienda de aplicaciones y ocultar elementos potencialmente peligrosos bajo nombres de archivos legítimos.

Estos métodos, generalmente asociados con desarrolladores de malware, se han convertido en una característica estándar de las aplicaciones convencionales utilizadas por cientos de millones de personas. Estas dictaduras digitales son una nueva frontera en el control autoritario, donde la tecnología actúa no sólo como un medio de control, sino también como una herramienta activa para moldear el comportamiento y el pensamiento. Mediante software obligatorio, malware sofisticado y manipulación algorítmica, el gobierno chino ha creado un sofisticado sistema de vigilancia digital que se extiende a todos los rincones de la vida de los ciudadanos.

A medida que estos sistemas continúan desarrollándose y expandiéndose, surgen preguntas importantes sobre el futuro de la privacidad, la libertad y los derechos humanos en un mundo cada vez más digital. El modelo chino muestra cómo se puede utilizar la tecnología moderna para informar a un estado de vigilancia más extenso y efectivo que cualquier cosa anteriormente posible, y sirve como una advertencia sobre el potencial de las herramientas digitales para permitir niveles de control social sin precedentes.

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El marco legal que respalda esta vigilancia digital también es motivo de preocupación. La Ley de Inteligencia Nacional y la Ley de Protección de Secretos de Estado de China permiten a las agencias gubernamentales solicitar datos de los usuarios a los proveedores de plataformas siempre que esté involucrada la “seguridad nacional”.

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