Edmundo González, de un político desconocido a reclamar su turno en el cargo de Venezuela

Hace menos de un año, el exdiplomático venezolano Edmundo González era un político desconocido. Ahora varios países y organismos internacionales lo reconocen como presidente electo de Venezuela luego de mostrar evidencias creíbles de su victoria y afirman que es su turno de gobernar el país.

El líder opositor, que ha estado detenido por el gobierno de Nicolás Maduro desde las elecciones del año pasado, ha prometido regresar al país a tiempo y asumir la presidencia. En cambio, la ceremonia oficial planea entregarle el cinturón a Maduro para un tercer mandato.

El presidente venezolano fue derrocado en julio del año pasado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano colegiado de mayoría oficialista, que afirmó sin aportar pruebas que Maduro había recibido 6,4 millones de votos frente a los 5,3 millones recibidos por González. La oposición recogió y presentó el 83,5% de las actas de votación como prueba de la victoria de González sobre Maduro por 2-1, lo que fue verificado por observadores electorales como el Centro Carter o las Naciones Unidas.

No se sabe cómo y cuándo intentará ingresar al territorio de Venezuela y si lo logrará, pero la anticipación de su llegada ya ha movilizado a sus seguidores en otros países del continente.

Esta escala social era muy diferente a tres meses de las elecciones de julio de 2024, en las que finalmente el presidente venezolano fue declarado ganador, sin que hasta la fecha se tenga constancia de resultados que respalden esta declaración oficial.

Fue María Corina Machado, líder de la oposición, quien abanderó el deseo de cambio y ganó las primarias de la oposición, presentando a González como candidato cuando este no podía postularse.

Ahora González busca recuperar el poder después de 25 años de gobiernos de la misma naturaleza política que comenzaron con el fallecido Hugo Chávez. Apoya, entre otros, a otros países como Estados Unidos, España, Argentina, Perú o Panamá, así como a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Debido a la prohibición de 15 años, Machado no pudo inscribirse como candidato en el último momento, y el ex diplomático retirado tomó el relevo del bloque opositor.

Su candidatura a la Plataforma de Unidad Democrática, una coalición de 10 partidos opositores, supone poner en marcha una estrategia para informar a los venezolanos sobre un personaje que no ha estado hasta entonces en la primera línea política.

Luego, la campaña de la oposición se centró en convencer a los venezolanos de que votar por González significaba votar por Machado.

La elección fue cuestionada internacionalmente por Estados Unidos, la Unión Europea y la OEA, entre otros, que señalaron una falta de transparencia y verificación independiente de los resultados. Países tradicionalmente aliados de Venezuela, como Colombia, Brasil y México, exigieron al gobierno de Maduro mostrar pruebas de su victoria.

Las tensiones postelectorales han obligado a González a exiliarse en España, donde corre el riesgo de ser arrestado e investigado penalmente si regresa a Venezuela para la juramentación del viernes, como prometió. Los fiscales lo acusan de varios delitos, como incitación a la desobediencia y conspiración, relacionados con protestas posteriores a las elecciones y publicación de actas de resultados.

González nunca ocupó un cargo electo y pasó la mayor parte de su tiempo con su familia antes de postularse con la tarjeta de la oposición en las elecciones más difíciles que jamás haya enfrentado Maduro.

En su historia de vida cuenta la experiencia de un joven diplomático que vivió en El Salvador durante la guerra civil que devastó el país centroamericano hace más de cuatro décadas.

El ex diplomático se ha mostrado un hombre conciliador y que habla en voz baja. Esto contrasta con Maduro, quien ha adoptado el estilo frontal del difunto Chávez, caracterizado por sus duros ataques a la oposición y a Estados Unidos.

“No más gritos, no más insultos, es hora de reunificarnos”, fue el mensaje central de González, quien aún era candidato.

El opositor ha asegurado en repetidas ocasiones que su experiencia como diplomático en países en conflicto le ayudará como presidente a encontrar soluciones comunes y la paz. “Son situaciones que enseñan a vivir en situaciones estresantes, en situaciones peligrosas, en situaciones peligrosas, en situaciones donde aparece la inseguridad personal”, afirmó.

González también fue el primer secretario de la embajada de Venezuela en Washington, D.C., y en 1981 obtuvo una maestría en relaciones internacionales.

También fue embajador de Venezuela en Argentina en 1991 y 2002, tras encabezar la misión diplomática en Argelia -entre 1991 y 1993- y ocupar diversos cargos en la Cancillería venezolana entre 1994 y 1999.

González prometió durante la campaña que lideraría un período de transición que garantizaría la “libertad de los presos políticos, los exiliados y todos los venezolanos en el exterior”, en un país donde más de siete millones de venezolanos han huido de su territorio en los últimos diez años. las condiciones de la crisis política, económicos y sociales.

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