Después de perder 2-0 ante Honduras en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Naciones de la CONCACAF el viernes, el técnico de México, Javier Aguirre, quedó sangrando en las gradas.
Aguirre estaba estrechando la mano de su compañero Reynaldo Rueda después del partido, caminando por la línea de banda, cuando recibió un impacto en la cabeza con una lata y de la herida manó sangre.
“Es fútbol y no está bien mencionar otras cosas porque no soy un quejoso”, dijo Aguirre a los periodistas después del partido en el Estadio General Francisco Morazán en San Pedro Sula, Honduras.
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CONCACAF dijo que condenó enérgicamente el incidente.
“La seguridad de los equipos y los aficionados es la prioridad de CONCACAF. Este tipo de comportamiento violento no tiene cabida en el fútbol”, afirmó el organismo rector en un comunicado.
“Este incidente ahora será remitido al Comité Disciplinario de CONCACAF para su posterior revisión e investigación”.
Aguirre se hizo cargo de la selección nacional de fútbol de México por tercera vez en julio, reemplazando a Jaime Lozano, quien fue despedido luego de una mala actuación en la fase de grupos de la Copa América.